En primer lugar he de decir que no entiendo la dinámica moderna por la cual afirmar algo de manera categórica y estar convencido de ello es una forma de fanatismo. La fe para el hombre moderno es un elemento de represión y sin embargo, yo lo veo como un elemento de liberación. Y ese relativismo cultural es en sí mismo, por su misma regla, una forma de fanatismo desconsiderado pues prodiga que su fundamento es inapelable. Y no lo veo solo este argumento como la demostración de lo absurda que es la idea de la tolerancia hoy, sino que además observo como sin ton ni son, la masa popular está convencido de ello. La esperanza es que España no ha sido conquistada por esta cobardía, por lo menos no en su totalidad.
Vemos cada día como los matrimonios mayoritarios pasan por la iglesia para consumar su unión de modo oficial. Vemos como nuestros hijos son limpiados, al menos socialmente, mediante el bautismo. Vemos como los niños de hoy siguen haciendo la primera comunión. Y esto demuestra que la mentalidad católica no acaba de apagarse. Una esperanza, y también un desconsuelo porque se ha paganizado todo en estas fiestas, haciéndolas simples actos sociales. La esperanza está en que por lo menos el rito, por absurdo y prosaico que se haya vuelto, sigue perviviendo en la tradición profunda de las conciencias españolas. Es por ello que todavía existe la posibilidad de que España sea reconquistada como la luz del Catolicismo, como Rusia fue reconquistada como luz de la Ortodoxia cristiana tras la revolución.
Pero ante este anhelo, las masas socialistas, liberales, progresistas... gritarán con el insulto del borrego. Y nos dirán que somos radicales, anti-demócratas y terroristas de la diversidad. Ante esto hemos de gritar que somos católicos y que nuestra misión siempre ha sido el llevar el amor y todo lo que conlleva, a todas partes. Y este anhelo, si se hace grande entre la Hispanidad dormida de los habitantes de nuestra patria, nadie podrá decirnos que somos dictadores de la religión, porque el pueblo quiere ser gobernado según su propio pensar y sus tradiciones. Sería absurdo hacer leyes laicas en una nación católica. Y para hacer leyes católicas, el estado debe estar bautizado por el sacerdocio del pueblo cristiano de España. ¿Y eso significa que la religión oficial es el Catolicismo y las demás creencias están prohibidas? No, porque todo seguidor de Cristo debe amar a su amigo y a su enemigo ideológico (por así decirlo). La única labor es regular que las culturas distintas no nos absorban. Y por ello se ha de controlar tanto la inmigración como el culto religioso, pero solo en parte. ¿Y el pensamiento ateo ha de ser castigado? No, porque Dios dio libertad al hombre para negarle y el cristiano ha de ser como el Padre celestial.
¿Cuales son las ventajas de un estado confesional? El sometimiento absoluto (divino y humano) a la Carta de los Derechos Humanos, transcripción de las Tablas de la Ley. La limitación de un parlamento a la servidumbre al pueblo porque su voluntad emana del mismo Dios y no de cartas redactadas por hombres. Se humaniza la voluntad del hombre, hasta ahora divinizada por el holocausto nazi, por el comunismo soviético, por el liberalismo político y económico, por la quema de iglesias...
¿Es entonces, tras esto, el ESTADO CONFESIONAL negativo?