"La necesidad de la jerarquía actual de popularizar la fe haciéndola un movimiento, más que reflexivo, de masas. Y como la tendencia de la masa en el siglo XX y XXI ha sido disolverse en sí misma y disolver sus valores, el dogma y su importancia, la moral y su importancia... la religión se han diluido en una especie de sentimiento colectivo sin sentido alguno más que sociológico."
Blog Hojas al Vuelo
Entrada: Ecumenismo de Masas
Antonio Rivero Díaz
En una de mis entradas de hace algunos meses, antes de mi sequía estival de inspiración, declaraba que el catolicismo estaba en crisis entre otras razones por su nueva intención de hacerse una fe de masas. No he cambiado mi opinión al respecto pero vivir la JMJ me ha ayudado ha matizar mi punto de vista. El poder hablar de Cristo sin tapujos, el ambiente de generosidad y el amor al Santo Padre que profesaron tantos jóvenes como yo en estos días, ha sido una experiencia inolvidable.
El Papa, en todos sus discursos, nos ha exhortado a no tener miedo a proclamar nuestra fe, a encontrar a Jesús en toda su dimensión histórica y religiosa, cuestionándonos quién es para nosotros y creyendo en Él junto a la sabiduría de la Santa Iglesia, advirtiéndonos que debemos alejarnos de todo individualismo y viviendo nuestro creer en el Hijo de Dios en la comunidad santa que Yavhé ha escogido como nuevo Pueblo Suyo. Pero ahora que terminan estas jornadas, es necesario que la fe y la gracia obtenida en esta fiesta religiosa tome nueva forma y encuentre en el Cristo cotidiano una nueva dimensión llena de una riqueza cristiana y una devoción perenne y lejana al sentimentalismo barato de una juventud histérica y poco asentada en las virtudes de la templanza, la fortaleza, la humildad y sencillez.
Yo tengo confianza en que Benedicto XVI ha animado la fe de muchos jóvenes, reanimado el deseo de entrega a los demás... a la vez que también espero que los frutos de la JMJ tengan una fuerza perenne para con la Iglesia y que la fiesta de la fe preceda a un nuevo recogimiento de oración, porque sino los cristianos seremos como los militantes de las ideologías ateas, esclavos del entusiasmo y de la promesa de un mundo mejor sin un Dios vivo y presente cada día de nuestras vidas. Yo también tengo que aplicarme el cuento, así que me uno a esta esperanza deseándoos a todos los que hayan ido mucho ánimo y -como dice mi padre muy a menudo- pa'lante como los de Alicante.