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domingo, 27 de septiembre de 2009

Desconfiar de las palabras.


Laberinto de telarañas que me oprime mi pecho. Desconfianza en el mármol corroído que pisan mis pies desnudos. No se que pensar ante la gente. Tengo miedo a que me engañen con bonitas historias amoldadas al interés propio, tengo miedo a la mentira, que yo también practico a las espaldas. No se a quién creerme en la noche de los sábados, no se a quién mirar a los ojos sin encontrarme resquicios de oscuridad tras sus pupilas.

Tanteo la verdad con manos de herrumbre y ceguera. A quién creer si vivo en la simpleza y en la ignorancia. Me pregunto a solas: ¿Por qué seré tan confiado a la hora de hablar y engatusarme? Siempre me arrepiento del poco valor de mis palabras al buscar la verdad tras las esquinas.

Yo creía que con el fundamentalismo que caracterizaba mis ideas llevaría a la gente por buen camino, sin embargo, de nada sirve ver la viga en el ojo ajeno, sobre todo cuando otra, más pesada que de costumbre, te acusa con certeza que liarse en la lucha de las almas requiere no liarse entre ellas y sus palabras.

Dormir, necesito dormir e intentar aclarar las ideas. Esto lo escribo para tí, en las dudas y eso que se llama amor de desconfianza. Amores que se hablan con burdas mentiras al oído, son amores falsos.

8 comentarios:

Julio dijo...

No tengas miedo a la alteridad, Antonio: enriquece más que mancha.
Un abrazo

Máximo Silencio dijo...

Muchas gracias julio.

María dijo...

No trates de llevar a la gente por buen camino... simplemente mantente en el tuyo, en que tú quieras caminar... Seguro que pronto encontrarás compañeros en él. Buen fin de semana.

Máximo Silencio dijo...

Ojalá rocío, esperemos que esa manía mía se me vaya pronto...

Montse Viver dijo...

Hacia tiempo que no pasaba por tu blog, me encanta ver que tienes unos tutores voluntarios excelentes que con pocas, pero muy acertadas palabras, te dan buenos consejos para andar por ese "laberinto de telarañas" al que aludes.
Se hace camino al andar, y después todo se ve más claro, con prudencia pero sin miedo hay que ir viendo lo que conviene y lo que no.
Es fundamental saber decir "no" a tiempo, y confiar sólo después de haber conocido a alguien en diferentes circustancias, buenas y malas.
Los amores falsos son el contraste que te hará valorar los amores buenos.

Criterio lo tienes, y por tanto adelante....

Rumbo fijo dijo...

Es una curiosa- y bastante incómoda- sensación. No se pasa nunca, Antonio. Pero se aprende a lidiar con ella. Y, aunque te sorprenda que hay poca gente con la que tropieces que sienta lo mismo, siempre la hay, aunque sean pocos.
Ánimo. Piensa que los habrá que, aunque tú no lo sepas, inventen tu nombre.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

La libertad nos hace esclavos de uno mismo.

Máximo Silencio dijo...

Montse encantado que te pases por aquí, desde luego saborear amores amargos traerá dulces amores de invierno... Un abrazo

Rumbo fijo, la verdad que es apena que los sentimientos de sangre sean tan escasos... Un abrazo

Javier, la libertad nos hace libres hasta el punto que sepamos dominarla... Un abrazo y encantado que te pases por aquí.

Lo siento...

*I amar prestar aen (El Mundo ha cambiado)
Han mathon ne nen (Lo siento en el agua)
Han mathon ne chae (Lo siento en la tierra)
A han noston ned gwilith (Lo huelo en el aire)