Te digo al llegar, madre,que tú eres como el mar; que aunque las olasde tus años se cambien y te muden,siempre es igual tu sitioal paso de mi alma.No es preciso medidani cálculo para el conocimientode ese cielo de tu alma;el color, hora eterna,la luz de tu poniente,te señalan ¡oh madre! entre las olas,conocida y eterna en su mudanza.
La Virgen está pálida y mira al niño. Su cara expresa una reverencia y asombro que no ha aparecido más que una vez en una cara humana. Y es que Cristo es su hijo: carne de su carne y fruto de sus entrañas. Durante nueve meses lo llevó en su seno. Le dará el pecho y su leche se convertirá en sangre divina. De vez en cuando la tentación es tan fuerte que se olvida de que Él es Dios. Lo estrecha entre sus brazos, y le dice: "mi niño".Pero en otros momentos, se queda sin habla y piensa: Dios está ahí. Y le atenazan temores ante este Dios mudo, ante este niño que infunde respeto. Todas las madres se han visto así alguna vez, colocadas ante ese fragmento rebelde de su carne que es su hijo, y se sienten exiliadas de esa vida nueva que han hecho con su vida, pero donde habitan pensamientos distintos. Mas ningún niño ha sido arrancado de forma tan cruel y directa de su madre como este niño, pues Él es Dios y sobrepasa por todas partes lo que ella pueda imaginar.
Aunque yo pienso que hay otros muchos momentos, rápidos y resbaladizos, en que Ella se da cuenta de que Cristo, su hijo, es su niño y es Dios. Lo mira y piensa: Este Dios es mi hijo. Esta carne divina es mi carne. Está hecha de mí. Tiene mis ojos, y la forma de su boca es la de la mía. Se parece a mí. Es Dios y se parece a mí.
Ninguna mujer jamás ha tenido a su Dios para ella sola, un Dios muy pequeñito al que se puede coger en brazos y cubrir de besos, un Dios calentito que sonríe y que respira, un Dios al que se puede tocar; y que ríe.En uno de esos momentos pintaría yo a María si fuera pintor.
2 comentarios:
Precioso. Me ha gustado el poema de Juan Ramón.
Muchos besos:
Isa
Me alegro que te haya gustado, sabiendo que la mezcla de lo religioso y lo profano no te iba a convencer del todo. Un abrazo
Antonio
Publicar un comentario