Las estrellas que empiezan a vislumbrarse en el crepúsculo me amortajan en un balcón de recuerdos, oasis de pobres palabras, pero eso... palabras-tesoro. Sin embargo, siendo tan puras y doradas, rechazan a aquello que dice llamarse cielo. A mí se me asemeja más a un infierno de calor y nubes apacibles (y algo rencorosas...)
El cielo desmaquilla esa luz
de sus mejillas de azul profundo...
¡Bastante colorete y sol llevaste!
Deja de ser la dama complicada,
se noche cárdena de luna nueva
aunque quedaras a oscuras conmigo,
aunque murieras y desmaquillada,
desnuda caminases por el cielo.
Noche como siempre entre las hojas secas y quebradas del otoño ya cercano. ¿Vendrán a por noviembre, o llegarán ya por octubre?
3 comentarios:
Pero qué maravilla de poema, Antonio, ¡de verdad! Me encanta!!!
Un abrazo
No creo que sea para tanto... y no digo eso en el noble ejercicio de la modestia... (Risas)
Un abrazo desde Sevilla
Pues a mí me gusta muchísimo!
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