Los nazarenos ya salen con sus antifaces, ocultando sus rostros repletos de cansancio adormilado y penitente. Los costaleros, con dolorosa presencia y coraje, dejan caer sobre sus hombros las imágenes que nos recuerdan la Pasión, Muerte y Gloriosa Resurrección de Ntro. Señor Jesucristo. La entereza de sus espaldas, el orgullo hecho sudor y lágrimas. Comienzan las bandas con sus contorsión fúnebre de la música. Los cirios y la cera como manto del cemento sucio e indigno.
Se oye el frenesí del silencio. El Santísimo Cristo de la Corona se acerca. Una chavala que fuma frenéticamente. Un fotógrafo que dispara la luz en lamparas mágicas de acero. El hombre-masa, que se mueve, escapa, queda parado, duerme, admira, bebe, se emborracha y reza. Y la sangre que cae desde la cruz de palo. Y los ojos de generosidad y dolor del Padre, que mira como sus hijos crucifican y vuelven a crucificar a su Hijo Amado, su Predilecto.
2 comentarios:
Una interesante imagen real de la Semana Santa. " Se oye el frenesí del silencio" y "la contorsión fúnebre de la música". Un silencio extraño, i una música que atraviesa el alma y lo inunda todo de dolor.
Ver como los hijos amados crucifican una y otra vez al Hijo Amado , el predilecto del Padre, en un ambiente en que "el hombre-masa se mueve, escapa, queda parado,admira, bebe, se emborracha y reza"... vaya mezcla explosiva!
Una estupenda descripción, Antonio.
Un abrazo.
Muchas gracias Montse. Aquí, en Sevilla, se vive de muchas maneras la Semana Santa. En verdad no soy yo el que hace una estupenda descripción, sino mi ciudad que la vive de modo caótico.
Un Abrazo
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