La corrupción es un mal que en nuestro país está muy extendido. Caso Malaya, Caso Gurtel, Caso Faisan... Pues esta extraordinaria facilidad de pudrirse, no solo se extiende por el ámbito económico, sino judicial, policial... No entiendo demasiado de esta cuestión, a parte de la noción básica <<¿Quién es el político de turno para meter la mano sin permiso en las arcas de Estado?>> Sin embargo me repugna que programas sin ninguna rigurosidad informativa se dediquen a hablar sobre lo sucedido en clave amarilla y rosa.
El amarillismo nunca ha sido bueno para una comunicación transparente, justa y respetuosa con el honor y la intimidad de las personas que son objeto de noticia. Programas como la Noria o Sálvame, venden las vidas humanas, prostituyen la profundidad de una vida en sociedad, limitándola, agotándola, cercándola con un ejército de cámaras, únicamente vencibles con el poder de la audiencia.
¿Verdaderamente queremos que la seriedad se pierda en un esbozo no real de la vida de la clase famosa de nuestro país?.
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