La muerte. Una página de un libro
amarilenta. Polvo acumulado.
Fregona oxidada por el tiempo.
La cama apulgarada de humedad.
Lectura. Suciedad divina. Almas.
Contemplación arcana.
Los ojos sientan a nuestro infinito
en su presencia. Y el corazón duerme
al frenetismo de su movimiento.
Y todo se engrandece en una llama.
Antonio Rivero
2 comentarios:
Buenos días Antonio, soy Raul, ayer nos conocimos en La Casa del libro, ya te tengo agregado. De vez en cuando pasaré por aquí, para echar un rato silencioso contigo. Saludos y ánimo.(Me ha gustado mucho el poema no te quepa la menor duda)
Encantado de verte por aquí. Sea tu rato silencioso o no, sientete como en tu casa Raul.
Un Saludo
Publicar un comentario