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viernes, 11 de febrero de 2011

La confesionalidad no es un ataque al libre pensamiento

En primer lugar he de decir que no entiendo la dinámica moderna por la cual afirmar algo de manera categórica y estar convencido de ello es una forma de fanatismo. La fe para el hombre moderno es un elemento de represión y sin embargo, yo lo veo como un elemento de liberación. Y ese relativismo cultural es en sí mismo, por su misma regla, una forma de fanatismo desconsiderado pues prodiga que su fundamento es inapelable. Y no lo veo solo este argumento como la demostración de lo absurda que es la idea de la tolerancia hoy, sino que además observo como sin ton ni son, la masa popular está convencido de ello. La esperanza es que España no ha sido conquistada por esta cobardía, por lo menos no en su totalidad. 

Vemos cada día como los matrimonios mayoritarios pasan por la iglesia para consumar su unión de modo oficial. Vemos como nuestros hijos son limpiados, al menos socialmente, mediante el bautismo. Vemos como los niños de hoy siguen haciendo la primera comunión. Y esto demuestra que la mentalidad católica no acaba de apagarse. Una esperanza, y también un desconsuelo porque se ha paganizado todo en estas fiestas, haciéndolas simples actos sociales. La esperanza está en que por lo menos el rito, por absurdo y prosaico que se haya vuelto, sigue perviviendo en la tradición profunda de las conciencias españolas. Es por ello que todavía existe la posibilidad de que España sea reconquistada como la luz del Catolicismo, como Rusia fue reconquistada como luz de la Ortodoxia cristiana tras la revolución.

Pero ante este anhelo, las masas socialistas, liberales, progresistas... gritarán con el insulto del borrego. Y nos dirán que somos radicales, anti-demócratas y terroristas de la diversidad. Ante esto hemos de gritar que somos católicos y que nuestra misión siempre ha sido el llevar el amor y todo lo que conlleva, a todas partes. Y este anhelo, si se hace grande entre la Hispanidad dormida de los habitantes de nuestra patria, nadie podrá decirnos que somos dictadores de la religión, porque el pueblo quiere ser gobernado según su propio pensar y sus tradiciones. Sería absurdo hacer leyes laicas en una nación católica. Y para hacer leyes católicas, el estado debe estar bautizado por el sacerdocio del pueblo cristiano de España. ¿Y eso significa que la religión oficial es el Catolicismo y las demás creencias están prohibidas? No, porque todo seguidor de Cristo debe amar a su amigo y a su enemigo ideológico (por así decirlo). La única labor es regular que las culturas distintas no nos absorban. Y por ello se ha de controlar tanto la inmigración como el culto religioso, pero solo en parte. ¿Y el pensamiento ateo ha de ser castigado? No, porque Dios dio libertad al hombre para negarle y el cristiano ha de ser como el Padre celestial.

¿Cuales son las ventajas de un estado confesional? El sometimiento absoluto (divino y humano) a la Carta de los Derechos Humanos, transcripción de las Tablas de la Ley. La limitación de un parlamento a la servidumbre al pueblo porque su voluntad emana del mismo Dios y no de cartas redactadas por hombres. Se humaniza la voluntad del hombre, hasta ahora divinizada por el holocausto nazi, por el comunismo soviético, por el liberalismo político y económico, por la quema de iglesias...


¿Es entonces, tras esto, el ESTADO CONFESIONAL negativo?

6 comentarios:

Alonso de Blanco dijo...

Estoy contigo.

Francisco Nicolás dijo...

Antonio desde mi profundo catolicismo te tengo que decir que puedo estar de acuerdo contigo, ya la historia nos ha enseñado y lo sigue haciendo en países islamistas que mezclar política y religión no es bueno, la religión para mi está en el amor a la familia y la los demás, no en la política.

Máximo Silencio dijo...

El mensaje de cristo invade toda la esferas de nuestra vida. Me parece bien la necesidad de separar la Iglesia del Estado, pero no se puede desvincular los valores cristianos de alguien con su forma de gobernar. A esto segundo me refiero con confesionalidad. Nadie puede, si ser un hipócrita, defender el catolicismo en su casa y ejercer un cargo público como si Cristo no existiera. Eso es lo que significa aconfesionalidad.

Un Saludo

Perlimplín dijo...

Francisco Nicolás: En la Europa cristiana nunca se "mezclaron" la política y la Religión.

Existieron formas de colaboración entre la esfera temporal y la espiritual, pero cada una tenía su ámbito de competencias bien diferenciado, cosa que no sucede en el Islam donde la autoridad religiosa es también la máxima instancia política.

Quizás si meditas lo que dijo Jesucristo: "No tendrías ningún poder sobre mí si no te hubiera sido dado de lo Alto", Pilatos, cambies de visión.

Perlimplín dijo...

O quizás cuando los Profetas del Antiguo Testamento, o el propio San Juan en el Apocalipsis hablan de Reinos, pueblos e Imperios bajo el designio providente de Dios es que se estaban equivocando... No sé, ¿tú qué piensas, Francisco?

Máximo Silencio dijo...

Perimplín, parece que no responde. En todo caso tienes toda la razón. Y además tiene fundamento filosófico. Si nuestra existencia proviene de la unidad divina de esencia y existencia de Dios, y esa existencia es potencia de ser algo más perfecto, hemos de comprender que de Dios viene el poder político y es susceptible de ser más perfecto con la historia, pero suscrito a los valores dados por él como perfecciones.

Un Saludo y me alegro de verte por aquí.

Lo siento...

*I amar prestar aen (El Mundo ha cambiado)
Han mathon ne nen (Lo siento en el agua)
Han mathon ne chae (Lo siento en la tierra)
A han noston ned gwilith (Lo huelo en el aire)