No pretendo ser juez de la conducta moral de nadie en absoluto pero me sorprende de forma no grata que un grupo de universitarios en España se divierta bebiendo y destruyendo el mobiliario de universidades por simplemente el capricho de estar todos juntos.

No hay mejor forma de divertirse para mi generación que ir a un descampado a beber, no de un vaso, sino de macetas donde se mezcla el alcohol a cantidades industriales, sentados en escalones, charlando, disfrutando de la masa... Y sin embargo, yo, que soy extraño, disfruto bebiendo de un vaso, de una buena cerveza fría, de hablar con mis amigos después de una dura semana. Y les recuerdo que en manos de esta legión descerebrada de canis, pijos y demás destacamentos de la gilipoyez,está el país, nuestra amada España, nuestras amadas (o no tanto) autonomías, nuestro futuro en esencia.
¡QUE DIOS NOS PILLE CONFESAOS!
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