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viernes, 5 de noviembre de 2010

La esclavitud de las buenas intenciones

Tea Party Gathering at Washington D.C.


HazteOir, Derecho a Vivir, Tea Party... multitud de asociaciones en todo el mundo, que comparten un patrón ideológico concreto, están creando una lucha con excelentes intenciones en torno al creciente totalitarismo que está emanando de los poderes públicos, tales como el derecho a abortar (es decir, el derecho a matar en ciertos supuestos) o la posibilidad de convertir la historia en una histeria colectiva. Estas asociaciones tienen un marcado signo liberal, con un gran tinte neoconservador y que poseen ciertos y grandes valores respecto a la vida humana y a la libertad personal frente al estado omnipresente, omnisciente y omnipotente, es decir frente al Estado-Dios. Quieren devolver, a fin de cuentas, todas las competencias usurpadas al ciudadano de a pie, pero manteniendo las estructuras viciadas por ese sistema.

Sin embargo, ante esta actitud totalitaria, la batalla liberal moderada no saldrá victoriosa, aún más, me atrevo a decir que este liberalismo moderado, conservador y demócrata se volverá en contra de las libertades y competencias de los cuerpos básicos e intermedios de la sociedad que son las familias, los municipios, las comarcas, diputaciones y regiones. Al someter al juicio de la absoluta libertad dominada por los principios de la mayoría, la persona no puede actuar libremente. Todo esto ocurre por las siguientes razones:

1. Si nuestra sociedad se basa en la libertad y en una dignidad humana cuya base está reflejada solamente en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en la Constitución Española de turno (sea la de 1812, 1845, 1856 o 1978) que a fin de cuentas son meros documentos pactados, no se ofrece ninguna garantía a la sociedad ni al individuo de que su vida y sus libertades posean el valor que la ideología liberal presume. Tiene tanto valor como la mayoría, los gobiernos... crean que lo tienen. 
El liberalismo es eso: aconfesionalidad, destierro del pensamiento religioso y metafísico, destrucción de la ley natural... que es la única garantía que ofrece al ser humano seguridad. El Estado liberal ha desterrado de su poder a la influencia religiosa y ha creído que puede defender causas nobles sin un fundamento sobrenatural y eterno. Posiblemente sea así porque piensa que la recta razón está libre del furor popular, de la pasión humana... pero se equivoca flagrantemente.
2. ¿Cómo se puede intentar cambiar una sociedad devolviendo las competencias al ciudadano, si las estructuras que las debían mantener han sido absorbidas, no solo administrativamente, sino moralmente por el ansia de dominación estatal? El municipio, la comarca, la región, se han convertido, en el caso de España, en un profundo engañabobos social en el que sus competencias son meras concesiones, no asimetrías legales que permitan al ciudadano, según su circunstancia concreta hacer frente a esa libertad-derecho-deber universal que se encarna en la ley natural.
3.  Que es la libertad sin justicia, y que es la justicia sin ley firme, y que es la ley firme sin fundamento, y que es el fundamento sin sustancia. El liberalismo basa su ideología en la libertad, y esta en la justicia, pero ¿en el liberalismo existe una ley firme? No, porque al desterrar de su centro a Dios, a la ley natural, ha destruido toda sustancia eterna de la ley, reduciendo el fundamento a la doxa u opinión, que creamos o no lo creamos, cambia inevitablemente por la historia, porque la suma razón ni es poderosa, ni es inmune.  En definitiva, el liberalismo pende de un hilo, de un hilo lleno de buenas intenciones que son susceptibles del cambio por las modas, las necesidades y múltiples excusas que hacen inestable la justicia, que como dijo Platón, es lo fundamental para la construcción de una sociedad que merezca la pena.

Habiendo declamado estos asertos, creo haber dejado algo claro porque el liberalismo y el neoconservadurismo son simples ideologías, no un poderoso ideario donde la justicia y la libertad no se basan en simples convenios humanos, sino en profundos valores trascendentes. Es decir, solo un Orden Político Cristiano puede reformar a la sociedad y a la política frente al empuje del totalitarismo, la permisividad del libertinaje y el imprevisible relativismo moral.  Un mal camino está tomando HO, DAV y la defensa de la vida [i], porque solo con la objetividad de la fe, los hombres podremos defender nuestros derechos y deberes en la sociedad.


[i] Cuando digo esto, quiero que quede claro que admiro profundamente a estos activistas, no por sus ideología pero sí  por la que creo que es una lucha sincera, un esfuerzo que les honra.

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Han mathon ne chae (Lo siento en la tierra)
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