Muchas veces los deseos no se corresponden con los impulsos, y estos, muchas veces, son incomprendidos a los ojos de la razón. Cuando esto ocurre, el apoteosis del cuerpo y del alma se presenta duro. A eso se le llama adolescencia.
Homo sum et nihil humanum a me alienum puto....Hombre soy; nada de lo humano me es ajeno
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