Todo el que no la haya leído se pierde una de las distopías más hermosas y locuaces del siglo XX. Una novela de ciencia-ficción visionaria, que advierte sobre el progreso descontrolado, el futurismo. Una novela profética según algunos califican.
Un sistema conmunmente llamado Estado Mundial, un mundo que se situa alrededor de una religión de estado cuya máxima es el progreso tecnológico, una predestinación configurada genéticamente para el bien común, un mundo donde no existen lacras como el hambre pero donde falta algo etéreo pero importante.
En estas líneas se desarrollará la novela de Aldous Huxley: una gran crítica al colectivismo, al totalitarismo...
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