Leyendo "Introducción a la Filosofía" de Mariano Artigas, un sacerdote filósofo muerto hace relativamente poco tiempo, me encontré con una afirmación que hacía suya y que provenía del mismo Santo Tomás. Y no es que yo pretenda hacerle frente a este filósofo, subido a los hombros de Aristóteles, pero me hizo pensar.
El arte "es un conocimiento que tiene cierta universalidad, y que, en este sentido está por encima de la simple experiencia, surgida de los casos concretos: por el arte , se sabe el porqué (...) Por encima del arte está la ciencia, que es el conocimiento por sus causas de algo que no es inmediatamente evidente: supone pues, un razonamiento por el que se pasa de unos conocimientos a otros mediante el uso de la lógica"(1)
Reconozco mis amplias limitaciones respecto a la filosofía y que espero paliar con los futuros años de mi dedicación a esta, pero no sé porqué, a lo mejor porque escribo poesía o porque la leo con más cuidado que cuando la escribo, pero la respuesta de este sabio y de su referencia tomista no me convence.
Puede, y con razón, que se me pueda calificar nietzscheano aunque me parezca no llego a esos extremos, ya que en mi mente se ha asentado el firme argumento de que la literatura, el arte... tal y como decía el filósofo alemán, poseen mucha más sustancia y oportunidad de conocer que la pura y recta razón. Pensar, cavilar, deducir... son actividades en las que el filósofo se siente en su terreno: el pensamiento; donde puede modelar la idea de la realidad. Sin embargo, es en la vida donde todo discurre de distinta manera, donde todo se presenta como peligroso y donde también reside la bondad, Dios y todas las realidades fotografiadas para el pensamiento.
En cierto modo, aunque la filosofía y la vida son necesarias, el arte no está supeditado a ellas. Más aún, me parece, tengo la extraña convicción, de que en el terreno donde el mundo de la razón y el impulso que recorre nuestra cotidianidad se funden, surge el arte, como fusión misteriosa entre aquello que pensamos y aquello que vivimos, aquello que nos conduce a la verdad racional y a la verdad de los sentidos.
(1)ARTIGAS, Mariano: Introducción a la Filosofía. EUNSA, Editado e impreso en España; 18
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