Se levanta un rubor grana a este diciembre de hielo y desierto. El arpa y el cielo y el mundo marcharon olvidando a la oscuridad rezagada y solitaria. Surgen pequeños susurros de fuego de la chimenea. Las lenguas de bermellón consumen a los troncos en brasas y sueño... Muerdo un poco de chocalate a la vez que olvido por un instante el repicar de las campanas que recuerdan los instantes ya muertos de la poesía en mis palabras.
La primavera vestía
tu alma de clavel mullido,
y aquel otoño invernal
de lágrimas y de olvidos
Anciano que te escondes
junto al mar, junto a la nieve,
anciano-poeta-sueño, que
con mis tristezas duermes.
Anciano, pastel sobre papel. Javier Varela Guillot
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