
Son aires con un fuego cotidiano
herrumbre de una magia compungida
Serán las ocho de la tarde, pero mis versos no tienen ni hogar ni hora en la tarde macilenta que se asienta tras las sábanas de sol enternecidas. Hoy no hay lugar para las noches negras entristecidas ni para su magia de mar oscuro... Son las ocho solamente y el alma de las calles todavía rezuma de vida.
Pulsar el casete que habita tras la ventana de azul-ruido ha hecho que suene el Mississippi de improvisto, sin guitarras, ni sangre en los saxofones que alumbran. Luz y calor, y algo de dolor en las piernas, están dando la nota un 16 de Octubre corriente, muy corriente...
Escucho y me voy a otro lugar, muy lejos de aquí y sin embargo sigo cerca, muy cerca de las paredes celeste y alma, cerca de este teclado negro que intenta sangrar y no puede, con los pies en el suelo, cerca de los tuyos mirándote a los ojos...
3 comentarios:
¿de verdad tienes la edad que tienes?
Increible.
Javier, serás de los últimos que sepan que es un casete.
Buenos versos, y en san Luís encajarían entre sonidos de Blues
Rumbo fijo, espera mi respuesta con una entrada de blog...
Capitan, la verdad es que el casete siempre me ha gustado mucho, y todavía lo utilizo para las ocasiones especiales. Como desempolvar cuando tenía 6 o 7 años...
(un apunte, me llamo Antonio)
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